El hombre que lleva la música en las venas

Julio Garrido Bassman es un es un ícono del rock y el blues en nuestra ciudad. Una vida entre acordes y la pasión por la música.

Por Ale Triby Martín

Julio Garrido bassman (bajista), como él se presenta, vio la luz por primera vez el 13 de febrero del 1970, en el hospital de Allen. El mayor de dos hermanos, hijo de Esteban Garrido y Luz Toranza. Vivió toda la vida en el barrio Hospital como su familia.


De niño Alumno de la escuela 64, cuyas únicas ocupaciones eran jugar al futbol con amigos y hacer carreras con autitos de plástico inflables rellenos de piedritas, en circuitos que hacían debajo de los pinos ubicados frente a la casona antigua del hospital. Con su equipo de futbol, conformado por pibes del barrio recorrían las canchas de Allen tales como la del Sapo, de barrio Tiro, Estrella Polar. Eran asiduos visitadores del predio del Hospital, canal grande, canal Pata Chula, y demás baldíos posibles usados para jugar.


Comienza su adolescencia a los 13 años, corriendo el año 1983 luego de una larga dictadura militar y al inicio de la democracia. Con todas las libertades posibles tuvo una muy linda adolescencia, recuerda. Fue un año al colegio comercial Mariano Moreno, luego un año al Industrial y abandonó. Fue una parte de su vida en la que tuvo que trabajar, ya que sus padres se separaron y quedó viviendo con su madre y hermano pequeño. Quedaron con lo puesto, tuvieron que irse de su casa por problemas de violencia de género.
Como su padre vendió todo tuvieron que comenzar de cero, no tenían nada prácticamente según sus palabras. Comenzó a trabajar a los 14 años de ayudante de albañil y en un aserradero con su tío. Posteriormente trabajó 15 años en galpones de empaque. Recuerda haber trabajado mucho tiempo en la ferretería de Albisu en la calle Aristóbulo del Valle donde desemboca la cortada dante Alighieri, y luego en la sucursal de Avenida Roca y Belgrano con don Albisu y su señora. Fue cartero de la empresa Oca. Fue pintor junto a su padre cuando volvió luego de haber estado tanto tiempo separado de la familia.


Siempre tuvo buena relación con sus pares, a los que conocía de chicos, sus amigos del barrio, vinculándose más con algunos por cuestiones musicales, y siempre tuvo buena vibra con todos. Sus salidas con amigos fueron al boliche local Rockers, a los bailes de Bomberos, Alto Valle y Club Unión. Las salidas fuera de Allen acotadas porque había que ir en colectivo, a Aquelarre en General Roca, Zacoga en Cipilletti, Geoda o Kaulum en carcanías de Villa Regina.


A los 10 años su abuela le regala su primera guitarra, algo que lo marcó para toda la vida, su primer amor y que hizo quien fuera hoy. Teniendo en cuenta además que el regalo fue de quien fuera alguien muy importante en su vida. Con esta guitarra aprendió a tocar de oído los acordes de ese instrumento y que fueron de base para el instrumento por el cual siempre estuvo interesado: el bajo. Fue autodidacta, aprendió sólo. A los 16 años se pudo comprar su primer bajo, el cual le llevó el sueldo de casi dos meses de trabajo en el galpón de empaque. El bajo lo compró en la casa de instrumentos de Ferroni, Amancay Hogar, un bajo de marca Fain. La compra fue con el objetivo de armar la banda, Bronco, banda de Heavy metal, algo que habían acordado con sus amigos en el año 1986. Guitarra y bajo aprendió a tocar en forma paralela, y algo de batería. Contrabajo ahora desde hace 5 años atrás, que tuvo que aprender por estar tocando en una banda de Jazz, que también aprendió de forma autodidacta pero con la ayuda de la tecnología.

Julio entrevistado por Timo Álvarez y Triby Martín en el programa radial de AN Radio 99.5, Rock Classic


Sus amigos de la infancia también lo fueron en la adolescencia, por seguir compartiendo momentos y vivencias en su barrio. Pablo Zuñiga, de muy chicos, Ariel Pasquini, Carlos Urra, Alfredo Rezuk, Sergio Ferreira, Víctor Mardones. Ariel Pasquini y Pablo Zuñiga compañeros de banda en Bronco y Blusers. Los que no tocaban eran seguidores de la banda, es así que siempre se mantuvieron vinculados y son los que estuvieron siempre en su vida, tanto los que están vivos como el recuerdo de los que ahora no están presentes.


La primera banda fue Bronco del 1986 al 1988, momento en el cual se fue a hacer la colimba. Recuerda a Gustavo Prieto su primo, baterista de la banda. Tiene los mejores recuerdos de esa época, aunque no pudieron tocar tantas veces como hubieran querido.


En 1990, a mediados de año armó una banda con Ariel Pasquini, que no le había tocado la colimba, llamada Back in Black, duró muy poco tiempo. Enseguida llega Pablo Zúñiga, que se había ido a vivir al sur, y el 1991 arman la banda Blusers. Blusers duró hasta el 1998, banda en la que tocaron mucho y de forma continua. Ariel tocó hasta el 1992 y se fue, por eso pasaron varios bateristas, y siempre funcionó la banda como trio.
En paralelo a Bronco participó en una banda de General Roca, Puente Cítrico, remplazando a Paul Flores bajista legendario de ese lugar. Trabajo y participó en muchas bandas como cesionista contratado. Recuerda a la banda Chesare, de Villa Regina, que hacían covers de rock nacional.

También acompaño a la banda A 2000, que hacían cuarteto en la fiesta de la Pera. Acompañó a Blues del Garage de Cipolletti, a Luis Robinson armoniquista de Pappo, a Ricardo Tapia de la Mississippi, Alambre Gonzáles, Darío Soto cantante y armoniquista de Buenos Aires, ensamble de música latinoamericana, bandas de Jazz y muchos músicos de Neuquén.
Llega el amor a la vida de Julio. A Doris la conoce en la plaza San Martin, estaba cantando con unos amigos un domingo a la siesta. Julio estaba paseando con su hijo mayor, la ve cantando y le gusta su voz. Por intermedio de Andrea Brown, amiga en común, averigua quien era, justo estaba buscando una voz femenina para su banda pensada, Perfectos Extraños. La contacta, al fin de semana próxima la encuentra, comienza el vínculo musical y le pasa temas para que cante. Fue amor a primera vista. No tardó mucho en enamorarse de Doris. Año 2001 ingresa a la banda, muy contenida por sus compañeros, y comienza la relación con Julio. Se conocen y comienza el idilio. Se casan legalmente de acuerdo a las creencias de sus familias. Forman la familia y un tiempo después llegan los hijos, Julián de 16 años y Lujan de 15 actualmente. Tiene un hijo mayor, Nicolás, que tuvo a los 23 años antes de formar su actual familia.


La música le dio muchos amigos, la posibilidad de viajar y de tocar en lugares donde no se hubiera imagino ir, el vínculo con su espíritu y le enseño valores como el profesionalismo. La música le enseño a trabajar, a estudiar, a tener paciencia en viajes y producciones largas, a poder sobrellevar fracasos y salir fortalecido, a estar actualizado e incorporar nuevas herramientas.


Allen para un allense es como la casa misma, es por el tamaño del lugar donde uno puedo recorrer con bicicleta sin que te lleve mucho tiempo. Después de un viaje largo volvés y estás en tu casa. Recorrer tu barrio es como recorrer tu casa por esas callecitas en las que tanto anduviste.
A quien quiere agradecer primero es a su abuela querida que me regaló mi primer guitarra, que sin tocar música ella cantaba y disfrutaba mucho. La recuerda con mucho cariño. También el agradecimiento a su familia, a Doris que lo acompaña, a sus hijos que lo bancan cuando sale a tocar, en tantas horas de ausencia por viajes y ensayos. Agradecer a los compañeros de banda por el vínculo formado. Agradecer al público que me ha seguido durante tanto tiempo hace más de 20 años. Agradecer a los medios de comunicación por la difusión dada.


Comenzó a enseñar bajo en la escuela municipal de folklore, al lado del museo en 1994, siguió dando clases en su casa, ahora más formal en algún instituto. Como proyecto piensa mantenerse tocando en las dos bandas en las que toca actualmente: Perfectos Extraños y la Sureña Jazz Band. Bandas que lleva de forma paralela. Tocar es algo que lo reconforta y le llena el espíritu.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar