Tras las huellas de «los nonnos»: recuperaron una escuela de italiano para grandes y chicos

La escuela de italiano cuenta con más de 60 alumnos.

Hacía más de 12 años que entre los muros que levantaron los inmigrantes italianos, no se escuchaba un «buongiorno». Restaurando bancos y con mucho coraje, lograron recuperar la enseñanza del idioma en una institución del Alto Valle.

Cuando en 1936 un grupo de inmigrantes italianos fundaron en Allen la Asociación Italiana de Socorros Mutuos, jamás imaginaron que habría por delante otra gran gesta institucional. Es que 87 años después, un grupo de vecinos de la ciudad, se unió para sacar a la institución de un estado de crisis terminal generado por otros intereses, y la semana pasada la nueva conducción celebró un hecho histórico: la reapertura de una escuela de italiano para grandes y chicos.

La escuela de italiano, organizada «a pulmón»

El proyecto encontró en el camino a la profesora de italiano Mariangeles Gregorio, que cuando se enteró del proceso de recuperación institucional del club, no dudó en ponerse a disposición para encargarse del dictado de las clases. Entonces, el grupo volvió a la carga con el desafío mayor: organizar la escuela, conseguir el mobiliario y acondicionar una parte de la infraestructura de la institución.

Consiguieron mesas y bancos descartados, lijaron, pintaron y soldaron días y noches, en sus ratos libres para restaurar el mobiliario. Un vecino construyó un soporte para la pizarra, que se compró con fondos de cuotas sociales. Otra vecina donó un enorme TV para proyectar contenidos y hasta le pidieron a préstamo a una institución «hermana», algunas mesas y sillas para arrancar con las clases.

El jueves pasado iniciaron formalmente el periodo de clases de la escuela, con dos grupos y alrededor de 60 alumnos, de todas las edades. Jueves de 15 a 17 y sábados de 10 a 12 son los horarios de enseñanza del idioma italiano, en la Asociación Italiana. El momento de inicio de las clases colmó de emoción a todos porque entre esas paredes que levantaron hace casi 100 años los «nonos» con mucho esfuerzo y sacrificio, hacía más de 12 que no sonaba una sola palabra en italiano, que no se sentía esa «tanada» tan característica de nuestro crisol de razas del Alto Valle.

La primeras clases de italiano y la emoción a flor de piel

También fue emocionante ver el entusiasmo de los alumnos por aprender el idioma. Graciana Belich tiene 93 años, es enfermera jubilada, y se sumó al grupo de los sábados, cargada de energía para poder hablar italiano y compartir las clases con sus compañeros. Unas filas más atrás de Graciana, hay un niño dispuesto a aprender porque asegura que Italia lo apasiona y a un par de bancos, un adolescente que es fanático de los idiomas está estudiando ruso y suma como nueva meta al italiano.

Hay entre los alumnos historias de los que quieren estudiar porque sí, los que buscan adquirir la lengua para emigrar hacia Italia en busca de otro futuro o quienes son descendientes de italianos y añoran ese acento que desapareció de la familia cuando el nono o la nona partieron a otro plano. La apertura de la escuela no es sólo un logro institucional sino, además, un aporte sumamente valorable para el capital cultural de la ciudad.

El grupo que conduce la Asociación Italiana, Deportiva y Cultural de Allen, ahora busca fuentes de financiamiento que permitan avanzar con la reconstrucción de los baños de los salones del club y el sector de la cocina para que el lugar pueda volver a ser punto de encuentro de actividades sociales, como hace muchos años atrás.

Fuente: LMC

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